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Gastón Tissandier

Título :
Las Recreaciones Científicas o La Enseñanza por los Juegos.

Autor :
Gastón Tissandier (¿quién era?)

Lugar y Editor : Madrid: Bailly-Bailliere

Año :
1892

Traductor : Luis Marco



Capítulo VI. La acústica y los sonidos

Página del libro de Gastón Tissandier

Indice

CAPÍTULO VI. LA ACÚSTICA Y LOS SONIDOS


    El sonido es una sensación que percibe nuestro oído, produciéndose por una causa exterior a nuestro órgano y que generalmente es la vibración de un cuerpo. Esta vibración se transmite por un medio material que sirve de medio de comunicación entre el oído y el cuerpo que vibra.
    Las maneras de producirse el sonido son de tres especies diferentes.
    La percusión o el choque de dos cuerpos uno contra otro produce sonidos; ejemplos: el martillo golpeando al yunque, los palillos al tambor, el badajo a la campana. El frotamiento produce también sonidos; el arco, rozando las cuerdas del violín es un ejemplo de ello. La pulsación de una cuerda produce el mismo resultado.
    Es fácil demostrar que el sonido emplea cierto tiempo para propagarse de un punto a otro. Cuando se ve a lo lejos a un carpintero clavando un clavo, se advierte que el ruido que produce el choque del martillo contra la madera no llega al oído sino algunos segundos después del contacto de ambos objetos. La llama producida por la combustión de la pólvora en un fusil se ve mucho antes de oír el sonido que produce el disparo del arma de fuego, a condición, sin embargo, de que medie una distancia bastante considerable.

La campana de Toledo.

    Atando con un hilo una cuchara de plata o de metal blanco, si se introducen los dos cabos del hilo, uno en cada oído, cual indica la figura 93, y al propio tiempo se hace que oscilando la cuchara tropiece en el borde de una mesa, la transmisión del sonido en el momento del choque es tan intensa que parece oírse la campana mayor de una catedral.



Fig. 93.-Conductibilidad del sonido
 por los cuerpos sólidos.

El tic-tac de un reloj y las tenazas de chimenea.

    Si se coge un reloj con unas tenazas de chimenea y se aplica al oído la parte opuesta, o sea la unión de las dos ramas como se ve en la Figura 94, oyese el tic-tac tan distintamente como si el mismo reloj estuviera aplicado al oído. Si se aparta del oído el extremo de las tenazas, permaneciendo el reloj a la misma distancia, quedaremos plenamente convencidos de lo muy bien que es conducido el sonido a través de los metales.

    Este experimento explica perfectamente la transmisión de la palabra por medio del teléfono de cuerda, otro aparato que cualquiera puede fabricar muy fácilmente con sólo adaptar unas rodajas de cartón al fondo de dos cilindros de hoja de lata, gruesos como el tubo de una lámpara y de unos 10 centímetros de altura. Si se reúnen los dos cartones con un torzal de seda de 15 a 20 metros de largo se podrá transmitir la palabra de uno a otro extremo de la cuerda; el que habla lo ha de efectuar en uno de los cilindros, mientras el que escucha aplica al otro el oído.



Fig 94.-El tic-tac de un reloj oído desde el extremo de unas tenazas de chimenea.

Vibraciones de un cuerpo sonoro.


    Cuando un cuerpo produce un sonido está en vibración. Atemos un cordoncito al pie de una copa vuelta boca abajo, fijando en el otro extremo un botón de uniforme (fig. 95). Si damos golpes en el vidrio con un lápiz, se oirá un sonido que se produce al mismo tiempo. El botón da saltos contra el vidrio, cuyas vibraciones pone de manifiesto.

Vibración de las varillas.


    Es muy fácil practicar un experimento análogo con una simple aguja de hacer calceta. Al efecto, no hay más que clavar sólidamente esta varilla flexible de acero en un tapón que le sirva de base o peana; en seguida se fija en la extremidad superior que quedó libre una bolita de lacre, donde se pega un redondelito de papel del diámetro de un guisante. Si con una mano se sujeta bien el tapón y con la otra se hace vibrar fuertemente la aguja, ya sea separándola de su estado natural de equilibrio y abandonándola luego a sí misma, o bien dándole un golpe fuerte con una regla de madera, la bolita de lacre y el papel pegado encima describen con gran claridad una elipse más o menos excéntrica o bien una circunferencia, según la intensidad o el número de las vibraciones. El fenómeno es
muy notable cuando se procura hacer vibrar la aguja bajo una lámpara que dé mucha luz; en este caso la persistencia de las impresiones en la retina permite ver en un mismo instante la aguja vibrante toda entera en sus posiciones sucesivas, ofreciendo a la vista la imagen fugitiva de un vaso cónico muy alargado, como las copas del champagne (fig. 96).


Fig. 95.-Vibración de una copa que produce un sonido.


Fig. 96.-Experiencia sobre la vibración de las varillas.

El silbato de madera.


    Se toma un tallo verde de lila o de sauce, y se corta la corteza con una navaja. Se golpea la corteza mojada en la boca con ayuda del mango de la navaja que se ha empleado, dando los golpes sobre la rodilla. Hecho esto se procede a descortezar una sola pieza por un movimiento rotatorio, impreso con delicadeza con la mano derecha, mientras la izquierda sujeta la parte inferior del tallo. De esta manera puede hacerse el silbato ordinario, obtenido como en el cañón de la llave (fig. 97), o el verdadero silbato, cortando el tallo y la corteza como indican B y C.
También puede hacerse un excelente silbato con el capuchón de una bellota de encina, el cual forma, como es sabido, una pequeña cúpula. Se coge esta cupulita entre los dedos medio é índice, en el nacimiento de ellos. Hecho esto se cierra la mano y se aprietan ambos dedos de manera que aprisionen la cúpula, sin dejar encima de su abertura más que un estrecho orificio. Soplando con la boca en esta aberturita ligeramente introducida entré los labios puede producirse un sonido


Fig. 97.-Silbato de madera que puede uno hacer por sí mismo


Las copas cantantes.


    Se puede mostrar la generación de la gama o escala musical cortando unas tablitas de madera, de diferentes tamaños, y dejándolas caer sucesivamente sobre una mesa; los sonidos que producen son diferentes, según el tamaño de las tablitas. El mismo efecto puede obtenerse mucho mejor con unas copas más o menos llenas de agua: golpeando en éstas con una varita producen un sonido capaz de modificarse, aumentando o disminuyendo la cantidad de agua que contengan, y si el operador está dotado de un oído músico, puede obtener por tanteo una verdadera escala con siete de estas copas, cada una de las cuales dará su nota (figura 98), y hasta podrá conseguir por este procedimiento tocar un trozo o pieza musical.


Fig. 98.-Las copas cantantes.

Los vasos cantantes producen un sonido argentino generalmente muy puro.
También se puede hacer que emita un sonido agudo una copa llena de agua, frotando el borde de su boca con un dedo mojado. El sonido es en extremo agudo.

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